Por Indira Carpio Olivo/
@icarpio/ indiracarpio@gmail.com
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Caracas me roba y no tiene futuro
se hace anónima mientras sorbe mi alma
me rapta y a través del cristal sucio
de un autobus me obliga a ver
la vida que yace tendida en el lugar alado,
acompañada del fotograma
de la mano empuñada, vendido.
Caracas triste
mece un tricolor en sus mejillas,
tratando de contener
el Güaire que derrama sus ojos.
Caracas polvareda,
remolino de viento
que azota las faldas marinas
y agita risas nerviosas.
Caracas que hierve
entre comentarios
de la cintura hacia abajo.
Caracas, no te abriré la puerta,
tendrás que derribarla
Hasta entonces muerde los barrotes,
grita entredientes una mentira
y repite que olvidaste mi saliva.
Caracas, reza para que no duerma,
maldice mi nombre, acaricia otra grieta,
odia-me-odia
Yo, seguiré acusándote
Acuse de recibo |
Amada Caracas, odiada Caracas. Ciudad, te extraño ciudad, mejor no te veo más ciudad, huyo de ti, voy a ti, acógeme, no me des tregua, andate ciudad, ya volveré.
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